Principios básicos

Nos enfrentamos con la necesidad de estructurar una escuela diferente, edificada sobre cimientos fuertes y nobles de la escuela infantil, sobre la base de una valoración de la vida y de la existencia, que responda a las exigencias de esta época: tecnológica, de avances científicos permanentes, y en crisis de valores; por lo tanto esta etapa reclama la presencia de jóvenes capaces de asumir y controlar emocional y racionalmente los cambios que nos conduzcan a un mundo mejor.

Nuestra escuela propone la formación de personas que sepan asumir responsabilidades, tomar decisiones, y luchar activamente por su realización personal dentro de un marco social en donde convivan y participen.
Estimular y orientar a los niños y a los jóvenes en la formación de ideales, actitudes, y convicciones sanas y ennoblecedoras de la vida es, sin lugar a dudas una de las misiones de nuestro proyecto. Creemos que toda enseñanza de calidad debe ser planificada y emprendida siguiendo unos claros principios que orientan y así actuar bajo el mismo criterio a la hora de resolver las situaciones con los alumnos.

Perseguimos la calidad de la enseñanza interactuando sociedad-escuela-familia, de forma es responsable, solidaria, participativa y se hace mancomunadamente con confianza en el proyecto, que en nuestro caso se sustenta en una escala de valores compartidos, claros, justos, coherentes y humanitarios.
Conferimos suma importancia a la educación emocional ya que es base de la salud mental y eje vertebral de la convivencia, y de la calidad de vida.

Contamos y defendemos al entorno como un punto de encuentro común al cual todos debemos y podemos ayudar a mejorar y proteger.
Procuramos en todo momento que los contenidos curriculares sean significativos, cercanos, idóneos para los intereses y las necesidades de nuestros alumnos y alumnas. Por ello hemos construido un nuevo proyecto curricular muy singular e integrador.

Los padres participan activamente de todas las propuestas que realizamos, como meriendas compartidas, talleres activos, juegos divertidos, mini olimpíadas, charlas, fiestas, participaciones especiales, en estas actividades se fomenta la comunicación, el conocimiento, la relación y la convivencia. Fomentamos de esta manera la solidaridad e interdependencia de los miembros de la comunidad educativa, favoreciendo las relaciones de los padres afectivas y efectivas en los compromisos y responsabilidades.
Potenciamos el espíritu de convivencia y de respeto de los unos hacia los otros, mediante la participación y el sano ejercicio de la autoridad responsable, experimentada y seria que ofrecemos.

Proyecto educativo

El centro cuenta con su proyecto educativo, herramienta fundamental para el quehacer diario, en donde se plasman las intenciones y la organización de una práctica educativa coherente.

Nuestro proyecto, en permanente elaboración, está sustentado por una sólida base teórica educativa que toma como sustrato el proyecto del Centro de Educación Infantil Altea, y se ajusta a las Leyes Orgánicas (LOMCE y LOE) y los Reglamentos de Organización y Funciona­mien­to, se adapta en su evolución a sus necesidades, a la sociedad, a una práctica educativa coordinada, y respetuosa de las características del niño.

Es un referente para todos, en él se incluye el proyecto curricular, el Código de Convivencia o también llamado Reglamento Interno que nos proporciona la identidad y el estilo propio. Se convierte así en una carta de navegación, un instrumento práctico y público que permite a cada profesor encuadrar sus programaciones de aula en el marco conjunto de actuación, y a todos los agentes educativos (dirección, profesores, padres y alumnos) conocer la propuesta pedagógica del centro.

El Código de Convivencia sirve para un mejor funcionamiento del colegio y para que las normas sean respetadas por todos los miembros de la comunidad educativa, consideramos que las pautas o normas en el quehacer diario organizan, orientan y hacen sentir la pertenencia al grupo. En él se explican las situaciones y las soluciones de las problemáticas. Se precisan los diferentes momentos de la jornada y las posibilidades de actuación. Se elabora en consonancia con nuestro proyecto de educación emocional y además se propone como una respuesta desde el inicio para lograr una escuela organizada, democrática, disciplinada, respetuosa y que transmita el sentido de los valores de la vida.

No existe contradicción entre un ambiente acogedor, solidario, organizado y con pautas claras de relación así como de límites que regulen la actuación.

Los alumnos necesitan los límites, ya que no hay nada que los desorganice más que un ambiente errático e imprevisible, en el que no se sepa qué se puede hacer y que no se puede hacer. La existencia de un ambiente cálido y de una relación afectuosa capaz de crear seguridad personal no se opone a la presencia de normas, retos ni exigencias. Desde el enfoque pedagógico que sostenemos, nuestra escuela promueve una disciplina conscientemente asumida y no por mera imposición, con un objetivo principal: la construcción de procesos que tiendan a la autodisciplina, entendida como autonomía personal. Las exigencias de las normas disciplinarias nos dan un orden necesario para la vida escolar y familiar, ese orden debe ser asumido maduramente a través de la participación activa y protagónica.

Objetivos

La visualización clara de los objetivos de la educación en nuestro tiempo constituye la responsabilidad de mayor urgencia para el profesor de hoy, llamado a formar al niño en un complejo mundo científico y de consumo. Nuestro centro en su proyecto educativo aspira al logro de los siguientes objetivos generales:

  • Ayudar a los niños a crecer y a desarrollarse hasta el máximo de sus posibilidades ,a conocerse a sí mismo y a formarse una imagen realista de sus posibilidades personales, a aceptarse a sí mismo, a asumir la dirección de sus propias actividades y a manejarse con autonomía, a desarrollar todo lo posible sus capacidades y potencialidades.
  • Ayudar a los niños a tomar conciencia de la naturaleza de sus emociones: a cultivar su capacidad para controlar y expresar sus sentimientos en forma constructiva en las artes, en las ciencias, en actividades deportivas, recreativas, etc.
  • Ayudar al niño a satisfacer sus necesidades básicas (afecto, seguridad, éxito, fracaso, experiencias nuevas, toma de decisiones, etc).
  • Desarrollar actitudes positivas y habilidades para relacionarse satisfactoriamente con los demás: para vivir y trabajar en grupo, para intervenir en discusiones, para escuchar con atención, para expresar sus opiniones con claridad, precisión y sencillez, para defender sus propios puntos de vista, mantenerlos o cambiarlos, atendiendo, exclusivamente, a la evidencia objetiva.
  • Desarrollar su sensibilidad hacia las necesidades, problemas, dolores, y alegrías de los demás.
  • Estimular su iniciativa y su disposición para participar en la solución de problemas comunes.
  • Estimularlo para desarrollar su capacidad para aprender por sí mismo.
  • Desarrollar una actitud crítica en la consideración de los problemas y realizaciones que aborde.
  • Orientarlo para que conquiste habilidades y destrezas en el uso del pensamiento científico, (duda, método, consideración y análisis de todos los enfoques del problema, formulación de hipótesis, reunión de información pertinente: observar, tomar nota, entrevistar, extraer conceptos esenciales de fuentes de consulta, resumir, bosquejar, organizar, integrar y elaborar críticamente el material reunido, extraer conclusiones , redactar informes, evaluar resultados, etc).
  • Desarrollar capacidades para abordar y resolver problemas reales y concretos que afectan a la vida del aula, de la escuela, del hogar, etc, (crear, inventar, resolver).
  • Guiarlo en la tarea de comprender racionalmente el mundo natural, social, y cultural en que vive y en el mundo que se proyecta.
  • Promover la adquisición de los conocimientos y de los conceptos; y el dominio de las habilidades y destrezas, que le permitan sentirse un miembro útil de la sociedad.
  • Estimularlo y orientarlo a través de experiencias que desarrollen su capacidad de planificar y ejecutar actividades en forma cooperativa, mediante procedimientos democráticos.
  • Apreciar los valores que hacen a la vida humana más digna de vivirse, (la bondad, la justicia, la solidaridad, la belleza, la verdad, el esfuerzo, el amor, etc ).
  • Guiarlo en la formación de ideales, actitudes y apreciaciones que den sentido y dirección a su vida personal y social.
  • Orientarlo en la tarea de forjarse un plan de vida en el que el nivel de sus aspiraciones, concilie las necesidades sociales de nuestro tiempo.
  • Potenciar el desarrollo de sus madurez y salud mental.
  • Promover su fe y confianza en sí mismo.
  • Estimular su capacidad para entusiasmarse por algo constructivo.
  • Brindarle experiencias que favorezcan su optimismo y alegría de vivir.

Diversidad e integración

La tolerancia, el respeto, la solidaridad, la aceptación de la diversidad, el valorar al otro son la base de nuestro compromiso diario. Por eso entendemos la integración educativa como una exigencia antropológica y moral basada en la equidad social y en el desarrollo integral de las personas.

Por todas estas razones nuestra pedagogía de la diversidad se flexibiliza en la organización y se ajusta a las situaciones puntuales.
La atención a la diversidad no permite seleccionar una única forma de trabajar para todos los niños ni tampoco utilizar los mismos recursos.

Los factores que pueden determinar las diferencias son muy variados. Unos hacen referencia al niño (capacidades, intereses, motivaciones) y otros al entorno (nivel económico y social de la familia, valores culturales, estilo de vida).

El centro responde en la medida de sus posibilidades, a la diversidad, organizando los recursos, proponiendo objetivos, contenidos, y metodologías teniendo en cuenta que se debe dar respuesta educativa a todos los niños, incluidos aquellos que por distinta causa plantean alguna dificultad. El centro intenta dar respuesta a las necesidades educativas especiales, es decir una respuesta educativa justa, y adaptada.

Se evidencian dos tipos de necesidades educativas especiales, unas transitorias y otras permanentes. Las cuales al detectarlas, se analizan conjuntamente con los padres, con el profesor y con el equipo médico y psicopedagógico del centro, para poder así organizar su adaptación curricular, y las pautas comunes a seguir.

Inteligencia emocional

La autoestima es el grado de aceptación y de concepto que cada uno tiene de sí mismo. El niño/a que se quiere a sí mismo siente un estado interno de compromiso, de seguridad, de confianza, de libertad que crea tranquilidad en la persona y por lo tanto en el ambiente. Por esto, en el centro generamos este sentimiento, desde una sonrisa, una caricia, un comentario al llegar a clase, escuchando al alumno/a en cada una de sus aportaciones

Todas las ocasiones son buenas para demostrar que nos importa mucho. Una autoestima elevada tiene su base en la creencia de ser digno de amor y cariño, y valioso como ser humano. Cuando el niño siente que importa y es querido, su conducta se vuelve más serena. El centro ha de ser el lugar cercano, familiar, y seguro en el que el alumno/a se sienta respetado y acogido. Cada pequeño/a es único, frágil, digno de respeto y amor. El niño que es aceptado aprende a aceptar. El niño que se siente querido aprende a querer.

Educar a nuestros niños/as con determinadas fórmulas de cortesía en las presentaciones, agradecimientos, petición de ayuda, expresión de sentimientos, etc, es una base importante para su desarrollo social, pero, además es una base imprescindible para el buen desarrollo emocional de los adultos que serán en el futuro. Las habilidades sociales se aprenden y en el colegio las enseñamos y fomentamos.